
La neuroeducación, como disciplina que integra la neurociencia con la educación, ofrece herramientas basadas en el funcionamiento del cerebro para optimizar el aprendizaje. Comprender cómo procesamos la información, regulamos nuestras emociones y tomamos decisiones permite diseñar metodologías más efectivas en el aula.
El mindfulness, o atención plena, se ha consolidado como una estrategia clave para mejorar la autorregulación emocional y el bienestar docente y estudiantil. Su práctica en el aula favorece la concentración, reduce el estrés y potencia un clima de aprendizaje positivo.
Desde la neurociencia, se distinguen las funciones ejecutivas frías (relacionadas con el control cognitivo, la planificación y la memoria de trabajo), y las calientes (vinculadas a la regulación emocional y la toma de decisiones bajo presión). Ambas son fundamentales en el desarrollo del alumnado y pueden entrenarse mediante estrategias específicas.
Incorporar estos enfoques en la formación docente no solo mejora la enseñanza, sino que también fortalece la resiliencia y la motivación en el aula, favoreciendo un aprendizaje significativo y duradero.
Impartido por Coral y Rocío Elizondo Carmona.